lunes, 31 de mayo de 2010

DEFORESTACION Y DESERTIFICACION

LA TALA DE ÀRBOLES EN EL MUNDO (DEFORESTACIÒN)

Hace unos 10.000 años la mitad de la superficie del planeta estaba cubierta por bosques. Debido a la acción del hombre cada semana desaparece, a nivel mundial, una superficie forestal superior al equivalente a 325.000 campos de fútbol. La superficie de bosques existente en el mundo es de 3.870 millones de hectáreas, de acuerdo con un informe del 2001 de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre Situación de los Bosques del Mundo.
Cada año se pierden 14,2 millones de hectáreas a causa de la deforestación, y se plantan 5,2 millones, lo cual implica una disminución neta anual de 9,4 millones de hectáreas. En la actualidad ya se han perdido la mitad del total de la masa forestal mundial, estando protegido menos del 6% de los bosques del mundo. A su vez, la pérdida de bosques genera 2.000 millones de toneladas de CO2 al año, representando la deforestación el 25 por ciento del total de las emisiones de bióxido de carbono (CO2), uno de los gases que producen el efecto invernadero.

Cerca del 78 por ciento de los bosques primarios (bosques originales del planeta que no han sido transformados o alterados por la actividad humana industrial y que albergan, al menos, la mitad de las especies de plantas y animales terrestres del mundo, muchas de las cuales todavía no han sido descubiertas por la ciencia) han sido ya destruidos y el 22 por ciento restante están amenazados por la extracción de madera, la conversión a otros usos como la agricultura y la ganadería, la especulación, la minería, los grandes embalses, las carreteras y las pistas forestales, el crecimiento demográfico y el cambio climático. El 55% de la madera que se extrae anualmente se usa como combustible, ya sea leña o para producir carbón vegetal. Cerca de 2.000 millones de personas dependen de la leña y el carbón vegetal como fuente principal de combustible.

DESERTIFICACION EN EL MUNDO

La desaparición de bosques, por otra parte, afecta el ciclo del agua, necesario factor de equilibrio del clima y los cambios atmosféricos. La deforestación modifica los procesos de evaporación y el régimen de lluvias, con cambios climáticos inmediatos que repercuten sobre las posibilidades de supervivencia de gran cantidad de especies, en apariencia no afectadas en forma directa. La desertización es un término que se aplica a la degradación de dichas tierras, debida fundamentalmente al impacto humano.ç

La quema anual de 13.500 km2 de bosque tropical, para transformar el terreno en áreas de cultivo o pastoreo, lleva a la desertización. Se llama así al proceso por el cual un territorio que no tenía las características climáticas de los desiertos naturales termina por adquirirlas, a causa de la destrucción de su cubierta vegetal y de la erosión. Como consecuencia de ello los suelos se empobrecen y las partículas más pequeñas se vuelan por el viento, o bien escurren con las lluvias. El suelo fértil y productivo, que necesita cientos de años para formarse, es también inestable.

Para mantener la cohesión y firmeza de sus partículas, requiere de las plantas y especialmente de sus raíces. Y si las plantas son taladas, la erosión debida al agua y al viento deja pronto al descubierto la roca viva que, sólo tras el paso de muchísimos años, podrá volver a ser aprovechada por los vegetales. La eliminación de especies arbóreas no debe exceder ciertos límites, ya que de no ser así la intervención sobre el ecosistema tendrá consecuencias gravísimas para la cadena alimentaría y para la vida misma.

La ONU afirma que casi un cuarto de la superficie mundial ya es un desierto y que el porcentaje está creciendo. En todo el planeta, la pobreza, la gestión insostenible de la tierra y el cambio climático están convirtiendo las zonas secas en desiertos, y la desertificación a su vez exacerba y provoca la pobreza', declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en un comunicado.
La ONU ha dicho que la degradación de la tierra provoca una pérdida estimada de 42.000 millones de dólares al año en producción agrícola, sin contar el sufrimiento humano debido a la hambruna. Muchas de la regiones de cultivo en el mundo son zonas secas - el 41 por ciento de la superficie del planeta, donde viven 2.000 millones de personas.

Annan estimó que entre el 10 y el 20 por ciento de estos lugares ya están degradados, y destacó que el problema es particularmente agudo en el África subsahariana y el sur de Asia. Una gran parte de la presión sobre la calidad de la tierra proviene también de la población mundial, de 2.500 millones en 1950 a 6.500 hoy.

Y muchos científicos advierten de que uno de los efectos del calentamiento mundial, relacionado con el aumento de las emisiones por la utilización de combustibles fósiles, será incrementar la cantidad total de desierto.

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