martes, 1 de junio de 2010

LA SUPERPOBLACIÒN

Desde 1950 la población mundial se ha casi triplicado y desde 1950 hemos modificado nuestra isla, La Tierra mas que durante nuestros 200 mil años de historia.

El 45% de la población mundial vive en áreas urbanas. Pero, las materias primas alimentarias se generan, en su inmensa mayoría, fuera de las ciudades. En todas las ciudades de países ricos y pobres (especialmente en las grandes) conviven áreas de pobreza al límite de la supervivencia. No obstante, la migración a las ciudades se produce y se seguirá produciendo debido a que las condiciones de vida en aldeas rurales no suelen ser mucho mejores que en esas bolsas de pobreza y, además, las posibilidades de mejorar son escasas, mientras que en las ciudades esas posibilidades aparentan ser mayores.

Las causas de esta tragedia no son la falta de alimentos en sí misma sino que suelen ser problemas económicos, políticos y bélicos. Podría, aumentarse la producción de alimentos en esas zonas, aplicando técnicas modernas pero esto requiere el consumo de unas materias primas (energía, fertilizantes, insecticidas...) con la contaminación que ello acarrea y la subida de precios que sufrirían al haber mayor demanda. Probablemente, si se resolviera ese problema la población de los países pobres podría producir suficiente comida, pero su situación podría agravarse pues su crecimiento exponencial traería, casi sin duda, luchas por las tierras, por la vivienda e incluso su crecimiento económico podría llevar a que muchos terrenos de cultivo se perdieran para dedicarse a la industria (algo muy frecuente en países desarrollados). También hay que tener en cuenta las desventajas de extender la agricultura intensiva y los grandes monocultivos que tienden a disminuir la biodiversidad y a que las consecuencias de las plagas sean peores, lo cual, se pretende resolver utilizando más insecticidas. No hacen falta grandes demostraciones para ver claro que el abuso de los insecticidas es perjudicial para la salud humana, para los ecosistemas, para la calidad del agua y para muchos más factores, pero una agricultura ecológica es, en principio, menos productiva y más laboriosa que la agricultura intensiva moderna. La disyuntiva está entre producir mucho alimento y producirlo de buena calidad.

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